miércoles, 27 de mayo de 2015

Alfred Jarry - Ubu Rey.



ACTO PRIMERO

Escena I

PADRE UBU, MADRE UBU.


PADRE UBU - ¡Mierdra!

MADRE UBU - ¡Oh! Mira qué bonito, Padre Ubu, sois un grandísimo gamberro.

PADRE UBU - ¡No me hagáis acojotaros, Madre Ubu!

MADRE UBU - No es a mí, Padre Ubu, sino a otro al que habría que asesinar.

PADRE UBU - De por mi velón verde, no lo entiendo.

MADRE UBU - ¿Cómo, Padre Ubu, estáis contento con vuestra suerte?

PADRE UBU - De por mi velón verde, mierdra, señora, ciertamente que sí, estoy contento. Y con menos se estaría: capitán de dragones, oficial de confianza del rey Venceslas, condecorado con la orden del Aguila Roja de Polonia y antiguo rey de Aragón, ¿qué más queréis?

MADRE UBU - ¡Cómo! ¿Después de haber sido rey de Aragón os contentáis conduciendo a las revistas a una cincuentena de matachines armados con machetes, cuando podríais hacer suceder en vuestro frascuelo la corona de Polonia a la de Aragón?

PADRE UBU - ¡Ah! Madre Ubu, no entiendo nada de lo que dices.

MADRE UBU - ¡Eres tan burro!

PADRE UBU - De por mi velón verde, el rey Venceslas está aún bien vivo; y admitiendo incluso que muera, ¿no tiene acaso legiones de hijos?

MADRE UBU - ¿Quién te impide degollar a toda la familia y ponerte en su lugar?

PADRE UBU - ¡Ah! Madre Ubu, me estáis injuriando y pronto se os hará pasar por la cacerola.

MADRE UBU - ¡Eh! Pobre desgraciado, si yo pasara por la cacerola, ¿quién te remendaría la culera del pantalón?

PADRE UBU - ¡Realmente! ¿Y qué más? ¿Es que no tengo un culo como los demás?

MADRE UBU - Si estuviera en tu lugar querría instalar ese culo en un trono. Podrías aumentar indefinidamente tus riquezas, comer muy a menudo morcilla y rodar en carroza por las calles.

PADRE UBU - Si fuera rey me haría construir una gran capellina como la que tenía en Aragón y que esos bribones de españoles me robaron imprudentemente.

MADRE UBU - También podrías procurarte un paraguas y un amplio chubasquero que te llegaría hasta los talones.

PADRE UBU - ¡Ah! Cedo a la tentación. Pajarraco de mierdra, mierdra de pajarraco, si alguna vez me lo encuentro en alguna esquina pasará un mal rato.

MADRE UBU - ¡Ah! Bien Padre Ubu, hete aquí convertido en un verdadero hombre.

PADRE UBU - ¡Oh, no! Yo, capitán de dragones, degollar al rey de Polonia. ¡Antes morir!

MADRE UBU (aparte) - ¡Oh! ¡Mierdra! (Alto.) ¿Así pues, vas a continuar de pordiosero, igual que una rata, Padre Ubu?

PADRE UBU - Voto a, de por mi velón verde, prefiero ser pordiosero como una rata flaca y valiente que rico como un malvado y gordo gato.

MADRE UBU - ¿Y la capellina? ¿Y el paraguas? ¿Y el amplio chubasquero?

PADRE UBU - ¿Y después qué más da, Madre Ubu?

Se va golpeando la puerta.

MADRE UBU (sola) - Jodre, mierdra, se ha resistido a la descarga, pero Jodre, mierdra, sin embargo creo haberle resquebrajado. Gracias a Dios y a mí misma, quizás en ocho días sea reina de Polonia.


Escena II

La escena representa una estancia de la casa del Padre Ubu donde se encuentra preparada una espléndida mesa.

PADRE UBU, MADRE UBU.


MADRE UBU - ¡Eh! Nuestros invitados se retrasan mucho.

PADRE UBU - Sí, de por mi velón verde. Me muero de hambre. Madre Ubu, estás bien fea hoy. ¿Será porque recibimos gente?

MADRE UBU (encogiéndose de hombros.) - Mierdra.

PADRE UBU (agarrando un pollo asado) - ¡Mira! Tengo hambre. Voy a morder este pájaro. Es un pollo, creo. No está malo.

MADRE UBU - ¿Qué haces desgraciado? ¿Qué van a comer nuestros invitados?

PADRE UBU - Ya tendrán bastante, ya. No tocaré nada más. Madre Ubu, ve pues a la ventana a ver si nuestros invitados llegan.

MADRE UBU (yendo.) - No veo nada.

Mientras tanto, el Padre Ubu hurta una rodaja de ternera.

MADRE UBU - ¡Ah! He aquí al capitán Bordure y a sus partidarios que llegan. ¿Qué estás comiendo, Padre Ubu?

PADRE UBU - Nada, un poco de ternera.

MADRE UBU - ¡Ah! ¡La ternera, la ternera, la ternera! ¡Se ha comido la ternera! ¡Socorro!

PADRE UBU - ¡De por mi velón verde, te voy a arrancar los ojos!

Se abre la puerta.


Escena III

PADRE UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE Y SUS PARTIDARIOS


MADRE UBU - Buenos días señores, os esperábamos con impaciencia. Sentaos.

CAPITAN BORDURE - Buenos días señora. ¿Pero dónde está el Padre Ubu?

PADRE UBU - ¡Heme aquí! ¡Heme aquí! Mecachis, de por mi velón verde, sin embargo estoy bastante gordo.

CAPITAN BORDURE - Buenos días, Padre Ubu. ¡Que se sienten mis hombres!

Se sientan todos.

PADRE UBU - Uff, un poco más y hundo una silla.

CAPITAN BORDURE - ¡Eh! ¡Madre Ubu! ¿Qué nos daréis de bueno hoy?

MADRE UBU - Aquí tenéis el menú.

PADRE UBU - ¡Oh! Esto me interesa.

MADRE UBU - Sopa polaca, ternera, pollo, paté de perro, rabadillas de pava, nata con bizcochos...

PADRE UBU - Eh, ya está, supongo. ¿Aún hay algo más?

MADRE UBU (continuando) - Helado en molde, ensalada, fruta, postre guisado, tupinambos, coliflores a la mierdra.

PADRE UBU - ¿Me tomas por emperador de Oriente para hacer semejantes gastos?

MADRE UBU - No le escuchéis, es imbécil.

PADRE UBU - ¡Ah! Voy a afilar mis dientes en tus pantorrillas.

MADRE UBU - Mejor cenes, Padre Ubu. Aquí está la sopa.

PADRE UBU - Diantre, qué mala es.

CAPITAN BORDURE - No es buena, en efecto.

MADRE UBU - Hatajo de árabes, ¿qué necesitáis?

PADRE UBU (golpeándose la frente) - ¡Oh! Tengo una idea. Vuelvo después.

Se va.

MADRE UBU - Señores, vamos a probar la ternera.

CAPITAN BORDURE - Es muy buena, ya he acabado.

MADRE UBU - A por las rabadillas, ahora.

CAPITAN BORDURE - ¡Exquisito, exquisito! Viva la Madre Ubu.

TODOS - Viva la Madre Ubu.

PADRE UBU (volviendo) - Y pronto vais a gritar viva el Padre Ubu.

Lleva una escoba repugnante en la mano y la arroja en medio del festín.

MADRE UBU - Miserable, ¿qué haces?

PADRE UBU - Probad un poco.

Varios la prueban y caen envenenados.

PADRE UBU - Madre Ubu, pásame paté de perro para que lo sirva.

MADRE UBU - Aquí lo tienes.

PADRE UBU - ¡Fuera todos! Capitán Bordure, tengo que hablaros.

LOS OTROS - ¡Eh! No hemos comido.

PADRE UBU - ¡Cómo que no habéis comido! ¡Fuera todos! Quedaos, Bordure.

Nadie se mueve.

PADRE UBU - ¿Aún no os habéis marchado? De por mi velón verde, voy a chafaros con paté de perro.

Comienza a lanzarlo.

TODOS - ¡Oh! ¡Ay! ¡Socorro! ¡Defendámonos! ¡Maldita sea! ¡Muerto estoy!

PADRE UBU - Mierdra, mierdra, mierdra. ¡Largo! Qué bien lo hago.

TODOS - ¡Sálvese quien pueda! ¡Miserable Padre Ubu! ¡Traidor y desgraciado gamberro!

PADRE UBU - ¡Ah! Por fin se han ido. Respiro, pero he comido muy mal. Venid, Bordure.

Entran junto con la Madre Ubu.


Escena IV

PADRE UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE


PADRE UBU - Y bien, capitán, ¿habéis comido bien?

CAPITAN BORDURE - Considerablemente, señor, salvo por la mierdra.

PADRE UBU - ¡Eh! La mierdra no era mala.

MADRE UBU - Cada uno tiene sus gustos.

PADRE UBU - Capitán Bordure, estoy decidido a haceros duque de Lituania.

CAPITAN BORDURE - ¡Cómo! Os creía bastante pobretón, Padre Ubu.

PADRE UBU - Dentro de algunos días, si vos queréis, reino en Polonia.

CAPITAN BORDURE - ¿Vais a matar a Venceslas?

PADRE UBU - No es tonto, el tipejo este. Lo ha adivinado.

CAPITAN BORDURE - Si se trata de matar a Venceslas contad conmigo. Soy su enemigo mortal, y respondo de mis hombres.

PADRE UBU (arrojándose sobre él para abrazarle.) - ¡Oh! ¡Oh! Os quiero muchísimo, Bordure.

CAPITAN BORDURE - ¡Eh! Apestáis, Padre Ubu. ¿Acaso no os laváis nunca?

PADRE UBU - Rara vez.

MADRE UBU - ¡Jamás!

PADRE UBU - Voy a pisarte los callos.

MADRE UBU - ¡Bola de mierdra!

PADRE UBU - Marchad, Bordure, he acabado ya con vos. Pero, de por mi velón verde, juro por la Madre Ubu haceros duque de Lituania.

MADRE UBU - Pero...

PADRE UBU - Cállate, mi dulce niña...

Salen.


Escena V

PADRE UBU, MADRE UBU, UN MENSAJERO


PADRE UBU - Señor, ¿qué queréis? Largaos con viento fresco. Me cansáis.

EL MENSAJERO - Señor, el rey os llama.

Sale.

PADRE UBU - ¡Oh! Mierdra, voto a bríos, de por mi velón verde, estoy descubierto, me van a decapitar. ¡Ay de mí! ¡Ay de mí!

MADRE UBU - ¡Qué hombre más blandengue! Y el tiempo apremia.

PADRE UBU - ¡Oh! Tengo una idea: diré que son la Madre Ubu y Bordure.

MADRE UBU - ¡Ah! Grandísimo hijoputa, si haces eso...

PADRE UBU - ¡Eh! Esa es mi intención.

Sale.

MADRE UBU (corriendo tras él.) - ¡Oh! Padre Ubu, Padre Ubu, te daré andouille.

Sale.

PADRE UBU (entre bastidores.) - ¡Ah! iMierdra!


Escena VI

El palacio del rey


EL REY VENCESLAS rodeado de sus oficiales; BORDURE; LOS HIJOS DEL REY, BOLESLAS, LADISLAS Y BOUGRELAS. Después UBU.

PADRE UBU (saliendo) - ¡Oh! ¿Sabéis? Yo no tengo nada que ver. Yo no, yo no. Son la Madre Ubu y Bordure.

EL REY - ¿Qué te ocurre, Padre Ubu?

BORDURE - Ha bebido demasiado.

EL REY - Como yo esta mañana.

PADRE UBU - Sí, estoy borracho. Es porque he bebido demasiado vino de Francia.

EL REY - Padre Ubu pretendo recompensar tus numerosos servicios como capitán de dragones, y te hago conde de Sandomir.

PADRE UBU - Oh señor Venceslas. No sé cómo agradecéroslo.

EL REY - No me lo agradezcas, Padre Ubu, y mañana está presente en la gran revista.

PADRE UBU - Estaré, pero aceptad, por favor, esta pequeña flauta.

Presenta al rey una flauta.

EL REY - ¿Qué quieres que haga con una flauta? Se la daré a Bougrelas.

EL JOVEN BOUGRELAS - Si será memo este padre Ubu.

PADRE UBU - Y ahora me largo pitando (cae al volverse.). ¡Oh! ¡Ay! ¡Socorro! ¡De por mi velón verde, me he roto el intestino y reventado la tripa!

EL REY (levantándole.) - Padre Ubu, ¿os habéis hecho daño?

PADRE UBU - En verdad que sí. Y seguramente voy a reventar. ¿Qué será de la Madre Ubu?

EL REY - Nos ocuparemos de mantenerla.

PADRE UBU - Os sobra bondad. (Sale.) Sí, pero, rey Venceslas, no por eso dejarás de ser degollado.


Escena VII

La casa de Ubu

GIRON, PILE, COTICE, PADRE UBU, MADRE UBU, CONJURADOS Y SOLDADOS; CAPITAN BORDURE.


PADRE UBU - ¡Eh! Buenos amigos, es el momento preciso de fijar el plan de la conspiración. Que cada uno dé su opinión. Daré primero la mía, Si me lo permitís.

CAPITAN BORDURE - Hablad, Padre Ubu.

PADRE UBU - Pues bien, amigos míos, soy partidario de envenenar sin más al rey atizándole arsénico en su almuerzo. Cuando quiera pastarlo caerá muerto, y de este modo seré rey.

TODOS - ¡Fiu! ¡Vaya con el marrano!

PADRE UBU - Y bien, ¿no os gusta esto? Entonces que Bordure diga su parecer.

CAPITAN BORDURE - Yo soy partidario de sacudirle un sablazo que le raje de la cabeza a la cintura.

TODOS - ¡Sí! He aquí algo noble y valiente.

PADRE UBU - ¿Y si os pega patadas? Me acuerdo ahora de que tiene para las revistas unos zapatos de hierro que hacen mucho daño. Si yo supiese, correría a denunciaros para librarme de este cochino asunto, y creo que me daría también algún dinero.

MADRE UBU - ¡Oh! El muy traidor, cobarde, malo, y roñoso tipejo.

TODOS - ¡Abuchead al Padre Ubu!

PADRE UBU - ¡Ey! Señores, compórtense si no quieren oír lo que me guardo. En fin, consiento en exponerme por vosotros. De modo que, Bordure, tú te encargas de atravesar al rey.

CAPITAN BORDURE - ¿No sería mejor arrojarnos sobre él todos a la vez berreando y aullando? De este modo tendríamos la posibilidad de arrastrar a las tropas.

PADRE UBU - Bien, entonces intentaré pisarle, él dará un respingo, y entonces le diré: MIERDRA, y a esta señal os arrojaréis sobre él.

MADRE UBU - Sí, y a la que muera tú tomarás el cetro y la corona.

CAPITAN BORDURE - Y yo correré con mis hombres en persecución de la familia real.

PADRE UBU - Sí. Y te recomiendo especialmente al joven Bougrelas.

Salen.

PADRE UBU (corriendo tras ellos y haciéndoles volver) - Señores, hemos olvidado una ceremonia indispensable. Hay que jurar empeñarse valientemente.

CAPITAN BORDURE - ¿Y cómo vamos a hacerlo? No tenemos cura.

PADRE UBU - La Madre Ubu hará las veces.

TODOS - Pues bien, sea.

PADRE UBU - ¿Entonces juráis matar realmente al rey?

TODOS - Sí, lo juramos. ¡Viva el Padre Ubu!


FIN DEL PRIMER ACTO

***

ACTO SEGUNDO

Escena I

El palacio del rey

VENCESLAS, LA REINA ROSEMONDE, BOLESLAS, LADISLAS Y BOUGRELAS


EL REY - Señor Bougrelas, habéis estado, esta mañana, muy impertinente con el Señor Ubu, caballero de mis órdenes y conde de Sandomir. Es por ello que os prohíbo aparecer en mi revista.

LA REINA - Sin embargo, Venceslas, no os vendría mal tener a toda vuestra familia para defenderos.

EL REY - Señora, nunca me retracto de lo que he dicho. Me fatigáis con vuestras monsergas.

EL JOVEN BOUGRELAS - Me someto, señor padre mío.

LA REINA - Finalmente, sire, ¿estáis aún decidido a ir a esa revista?

EL REY - ¿Por qué no, señora?

LA REINA - ¿Pero, vuelvo a repetirlo? ¿Acaso no le he visto en sueños golpeándoos con maza y arrojándoos al Vístula, y un águila como la que figura en las armas de Polonia colocándole la corona en la cabeza?

EL REY - ¿A quién?

LA REINA - Al Padre Ubu.

EL REY - ¡Qué locura! El señor de Ubu es un excelente gentilhombre, que se dejaría despellejar vivo por servirme.

LA REINA Y BOUGRELAS - Qué error.

EL REY - Callad, joven mequetrefe. Y a vos, señora, para probaros lo poco que temo al señor Ubu, voy a ir a la revista tal como estoy, sin arma y sin espada.

LA REINA - Fatal imprudencia. No volveré a veros vivo.

EL REY - Venid, Ladislas, venid, Boleslas.

Salen. La reina y Bougrelas van a la ventana.

LA REINA Y BOUGRELAS - Que Dios y el gran San Nicolás os guarden.

LA REINA - Bougrelas, venid conmigo a la capilla para rezar por vuestro padre y vuestros hermanos.


Escena II

El campo de revistas.

EJÉRCITO POLACO, EL REY, BOLESLAS, LADISLAS, PADRE UBU, CAPITAN BORDURE Y SUS HOMBRES, GIRON, PILE, COTICE.


EL REY - Noble Padre Ubu, venid junto a mí con vuestro séquito, para inspeccionar las tropas.

PADRE UBU (a los suyos.) - ¡Atentos! (Al rey.) Ya vamos, señor. Ya vamos.

Los hombres de Ubu rodean al rey.

EL REY - ¡Ah! Aquí está el regimiento de guardias a caballo de Dantzig. Qué bellos son, a fe mía.

PADRE UBU - ¿Lo creéis? Me parecen miserables. Mirad éste. (Al soldado) ¿Cuánto hace que no te has lavado, innoble bellaco?

EL REY - Pero este soldado está muy limpio. ¿Qué os ocurre, pues, Padre Ubu?

PADRE UBU - ¡Esto!

Le pisa el pie.

EL REY - ¡Miserable!

PADRE UBU - MIERDRA. ¡A mí, mis hombres!

BORDURE - ¡Hurra! ¡Adelante!

Todos golpean al rey. Un Palotino explota.

EL REY - ¡Oh! ¡Socorro! Virgen Santa, muerto soy.

BOLESLAS (a Ladislas.) - ¿Qué es esto? Desenvainemos.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Tengo la corona! A por los otros ahora.

CAPITÁN BORDURE - ¡A por los traidores!

Los hijos del rey huyen. Todos les persiguen.


Escena III

LA REINA Y BOUGRELAS


LA REINA - Por fin, comienzo a tranquilizarme.

BOUGRELAS - No tenéis motivo alguno para sentir temor.

Un espantoso clamor se deja oír fuera.

BOUGRELAS - ¡Ah! ¿Qué veo? Mis dos hermanos perseguidos por el padre Ubu y sus hombres.

LA REINA - ¡Dios mío! ¡Virgen Santa! ¡Pierden, pierden terreno!

BOUGRELAS - Todo el ejército sigue al Padre Ubu. El rey ya no existe. ¡Horror! ¡Socorro!

LA REINA - ¡Mira! ¡Boleslas muerto! Ha recibido un balazo.

BOUGRELAS - ¡Eh! (Ladislas se vuelve.) ¡Defiéndete! ¡Hurra, Ladislas!

LA REINA - ¡Oh! Está rodeado.

BOUGRELAS - Se acabó todo para él. Bordure acaba de partirlo en dos como a una salchicha.

LA REINA - ¡Ah! ¡Ay de nosotros! Esas furias penetran en palacio. Suben la escalera.

El clamor aumenta.

LA REINA Y BOUGRELAS (de rodillas.) - Dios mío, socórrenos.

BOUGRELAS - ¡Oh! ¡Ese Padre Ubu! El tunante, miserable, si pudiera agarrarle...


Escena IV

LOS MISMOS (la puerta ha sido desfondada.) EL PADRE UBU y los sicarios entran.


PADRE UBU - ¡Eh! Bougrelas, ¿qué me quieres hacer?

BOUGRELAS - ¡Vive Dios! ¡Defenderé a mi madre hasta la muerte! El primero que dé un paso es hombre muerto.

PADRE UBU - ¡Oh Bourdure, tengo miedo! Dejadme ir.

UN SOLDADO (avanza) - ¡Ríndete, Bougrelas!

EL JOVEN BOUGRELAS - ¡Toma, gamberro, cóbrate! (le parte el cráneo)

LA REINA - ¡Resiste, Bougrelas, resiste!

VARIOS (avanzan) - Bougrelas, te perdonaremos la vida.

BOUGRELAS - ¡Tunantes, borrachos, marranos a sueldo! (con un molinete de su espada produce una matanza)

PADRE UBU - ¡Oh! De cualquier manera lograré mi propósito.

BOUGRELAS - ¡Ponte a salvo, madre, por la escalera secreta!

LA REINA - ¿Y tú, hijo mío, y tú?

BOUGRELAS - Te sigo.

PADRE UBU - Tratad de atrapar a la Reina. ¡Ah! ya se ha ido. En cuanto a tí, miserable... (se adelanta hacia Bougrelas)

BOUGRELAS - ¡Ah! ¡Vive Dios! ¡Esta es mi venganza! (le descose la barriga de un tremendo mandoble) ¡Madre, te sigo!

Desaparece por la escalera secreta.


Escena V

Una caverna en las montañas.

EL JOVEN BOUGRELAS entra seguido por ROSEMONDE


BOUGRELAS - Aquí estaremos seguros.

LA REINA - Sí, así lo creo. ¡Bougrelas, sostenme!

Cae sobre la nieve.

BOUGRELAS - ¡Ah! ¿Qué tienes, madre mía?

LA REINA - Me encuentro muy enferma, créeme. Bougrelas, sólo me quedan dos horas de vida.

BOUGRELAS - ¡Qué! ¿Se habrá apoderado de ti el frío?

LA REINA - ¿Cómo quieres que resista a tantos golpes? El rey degollado, nuestra familia destruida, y tú, representante de la más noble raza que jamás haya llevado espada, forzado a huir a las montañas como un contrabandista.

BOUGRELAS - ¡Y por quién, gran Dios! ¿Por quién? ¡Un vulgar Padre Ubu, aventurero salido de no se sabe dónde, crápula vil, vergonzoso vagabundo! Y cuando pienso que mi padre le ha condecorado y hecho conde, y que al día siguiente ese malvado no ha sentido vergüenza de alzar la mano contra él.

LA REINA - ¡Oh, Bougrelas! ¡Cuando me acuerdo de lo felices que éramos antes de la llegada de ese Padre Ubu! ¡Más ahora, ay, todo ha cambiado!

BOUGRELAS - ¿Qué vamos a hacerle? Aguardemos con esperanza y no renunciemos nunca a nuestros derechos.

LA REINA - Te lo deseo, niño querido, pero, en cuanto a mí, no veré el día feliz.

BOUGRELAS - ¡Eh! ¿Qué tienes? Palidece, cae. ¡Socorro! ¡Pero estoy en un desierto! ¡Oh, Dios mío! Su corazón ya no late. ¡Está muerta! ¿Sera posible? ¡Una víctima más del Padre Ubu! (Esconde el rostro entre las manos y llora.) ¡Oh, Dios mío! ¡Qué triste es encontrarse solo a los catorce años con una terrible venganza que cumplir!

Cae presa de la más violenta desesperación.

Mientras tanto las almas de Venceslas, de Boleslas, de Ladislas, de Rosemonde entran en la gruta. Sus Antepasados les acompañan y llenan la gruta. El más viejo se acerca a Bougrelas y le despierta suavemente.

BOUGRELAS - ¡Eh! ¿Qué veo? Toda mi familia, mis antepasados...¿Por qué prodigio?

LA SOMBRA - Entérate, Bougrelas, de que fui durante mi vida el señor Matías de Konigsberg, primer rey y fundador de la casa. Te encargo de cumplir nuestra venganza. (Le da una gran espada.) Y que esta espada que te entrego no repose hasta que haya golpeado de muerte al usurpador.

Todos desaparecen y Bougrelas se queda solo en actitud de éxtasis.


Escena VI

El palacio del rey.

PADRE UBU, MADRE UBU, CAPITAN BORDURE


PADRE UBU - ¡No yo no quiero! ¿Queréis arruinarme por esos bordes?

CAPITAN BORDURE - Pero vamos, Padre Ubu, ¿no veis que el pueblo espera el don del feliz advenimiento?

MADRE UBU - Si no haces repartir carnes y oro serás derribado antes de dos horas.

PADRE UBU - ¡Carnes sí! ¡Oro, no! Cargaos tres caballos viejos. Son la mar de buenos para semejantes marranos.

MADRE UBU - ¡Marrano tú! ¿Quién me habrá construido un animal de esta calaña?

PADRE UBU - Una vez más lo repito. Quiero enriquecerme. No soltaré ni un real.

MADRE IJBU - Teniendo en las manos todos los tesoros de Polonia.

CAPITAN BORDURE - Sí, sé que hay en la capilla un inmenso tesoro. Lo repartiremos.

PADRE UBU - Miserable, ¡si haces eso...!

CAPITAN BORDURE - Pero, Padre Ubu, si no repartes algo el pueblo no querrá pagar los impuestos.

PADRE UBU - ¿Es verdad eso?

MADRE UBU - ¡Sí, sí!

PADRE UBU - ¡Oh! Entonces accedo a todo. Reunid tres millones, coced ciento cincuenta bueyes y corderos. ¡Además yo también tendré mi parte!

Salen.


Escena VII

El patio de palacio lleno de pueblo.

PADRE UBU coronado. MADRE UBU, CAPITAN BORDURE, CRIADOS cargados de carne.


PUEBLO - ¡Ahí está el rey! ¡Viva el rey! ¡Hurra!

PADRE UBU (arrojando oro.) - Tomad, eso para vosotros. No me divertía nada daros dinero, pero, sabéis, ha sido la Madre Ubu la que ha querido. Al menos prometedme que pagaréis bien los impuestos.

TODOS - ¡Sí! ¡Sí!

CAPITAN BORDURE - Mirad, Madre Ubu, hasta qué extremos disputan el oro ese. ¡Qué batalla!

MADRE UBU - Realmente es horrible. ¡Beurgh! Allí hay uno con el oro.

PADRE UBU - ¡Maravilloso espectáculo! Traed más cajas de oro.

CAPITAN BORDURE - ¿Y si hiciéramos una carrera?

PADRE UBU - Es una buena idea. (Al pueblo.) Amigos míos, esta caja de oro que veis contiene trescientos mil nobles a la rosa de oro en moneda polaca y de buena ley. Que los que quieran correr se pongan en el extremo del patio. Saldréis cuando agite mi pañuelo y el primero en llegar tendrá la caja. En cuanto a los que no ganen tendrán, como consolación, esta otra caja que se les repartirá.

TODOS - ¡Sí! ¡Viva el Padre Ubu! ¡Qué buen rey! No se veían cosas así en tiempos de Venceslas.

PADRE UBU (a la Madre Ubu con alegría) -¡Escúchales!

Todo el pueblo va a situarse al extremo del patio.

PADRE UBU - ¡Uno, dos, tres! ¿Estáis listos?

TODOS - ¡Sí, sí!

PADRE UBU - ¡Salid!

Salen dando tumbos. Gritos y tumulto.

CAPITAN BORDURE - ¡Se acercan, se acercan!

PADRE UBU - ¡Eh! El primero pierde terreno.

MADRE UBU - No, ahora vuelve a ganarlo.

CAPITAN BORDURE - ¡Oh! ¡Pierde, pierde! ¡Ya está! ¡Ha sido el otro! El que iba segundo llega primero.

TODOS - ¡Viva Miguel Federovitch! ¡Viva Miguel Federovitch!

MIGUEL FEDEROVlTCH - Sire, no sé realmente cómo agradecer a Vuestra Majestad...

PADRE UBU - ¡Oh! Mi querido amigo, no es nada. Lleva la caja a tu casa, Miguel. Y vosotros repartíos esta otra. Coged una moneda cada uno hasta que no queden.

TODOS - ¡Viva Miguel Federovitch! ¡Viva el Padre Ubu!

PADRE UBU - ¡Y vosotros, amigos míos, venid a comer! Os abro las puertas del palacio. ¡Hacedle honor a mi rnesa!

PUEBLO - ¡Entremos! ¡Entremos! ¡Viva el Padre Ubu! ¡Es el más noble de los soberanos!

Entran en el palacio. Se oye el ruido de la orgía que se prolonga hasta el día siguiente. Cae el telón.

FIN DEL SEGUNDO ACTO

***

ACTO TERCERO

Escena I

El palacio.

PADRE UBU, MADRE UBU


PADRE UBU - De por mi velón verde, heme aquí rey de este país, he pegado ya una indigestión y van a traerme mi gran capellina.

MADRE UBU - ¿De qué está hecha, Padre Ubu? Porque aunque seamos reyes, debemos ser económicos.

PADRE UBU - Mi señora hembra, es de piel de cordero con un broche y abrazaderas de piel de perro.

MADRE UBU - Eso es estupendo, pero aún lo es más el hecho de ser reyes.

PADRE UBU - Si, has tenido razón, Madre Ubu.

MADRE UBU - Debemos agradecerlo en gran manera al duque de Lituania.

PADRE UBU - ¿A quién?

MADRE UBU - ¡Eh! El capitán Bordure.

PADRE UBU - Por favor, Madre Ubu, no me hables de ese farsante, ahora que ya no le necesito puede esperar sentado. No tendrá su ducado.

MADRE UBU - Estás cometiendo un grave error. Se revolverá contra tí.

PADRE UBU - ¡Oh! Qué pena me da el hombrecillo ese. Le tengo tanto miedo!

MADRE UBU - ¡Eh! ¿Crees haber acabado con Bougrelas?

PADRE UBU - ¿Qué temor podría tenerle a un macaco de catorce años?

MADRE UBU - Padre Ubu, presta atención a lo que te digo. Créeme intenta ganarte a Bougrelas merced a tus buenas acciones.

PADRE UBU - ¿Aún tengo que dar más dinero? ¡Ah! ¡Pardiez que me habéis hecho derrochar por lo menos veintidós millones.

MADRE UBU - Haz lo que te plazca, Padre Ubu. Te socarrarás.

PADRE UBU - Pues bien, tú estarás conmigo en la olla.

MADRE UBU - Escucha una vez más, estoy segura de que el joven Bougrelas triunfará al cabo, pues el buen derecho está de su parte.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Basura! ¿Acaso el mal derecho no vale tanto como el bueno? Ah, me injurias, Madre Ubu, voy a hacerte pedazos.

La Madre Ubu huye perseguida por Ubu.


Escena II

La gran sala de palacio.

PADRE UBU, MADRE UBU, NOBLES ENCADENADOS, FINANCIEROS, MAGISTRADOS, ESCRIBANOS FORENSES.


PADRE UBU - ¡Traed la caja de Nobles, y el gancho de Nobles, y el cuchillo de Nobles, y el libraco de Nobles! Después, haced avanzar a los nobles.

Empujan brutalmente a los Nobles.

MADRE UBU - Por favor, modérate, Padre Ubu.

PADRE UBU - Tengo el honor de anunciaros que para enriquecer el reino voy a hacer perecer a todos los Nobles y apoderados de sus bienes.

NOBLES - ¡Horror! ¡Ayudadnos, pueblo y soldados!

PADRE UBU - Traed al primer Noble, y dadme el gancho de Nobles. A los que se condene a muerte los pasaré por la trampa, caerán al subsuelo del Pinchapuercos y de la Sala de la Calderilla, por donde se les sacara el cerebro. (Al primer Noble.) ¿Quién eres, macaco?

EL NOBLE - El conde de Vitepsk.

PADRE UBU - ¿A cuánto ascienden tus ingresos?

EL NOBLE - A tres millones de rixdales.

PADRE UBU - ¡Condenado!

Le coge con el gancho y le hace pasar por el agujero.

MADRE UBU - ¡Qué ferocidad más vil!

PADRE UBU - Segundo Noble, ¿quién eres? (el Noble no contesta nada.) ¿Vas a contestarme, macaco mamarracho?

EL NOBLE - Gran duque de Posen.

PADRE UBU - ¡Excelente! ¡Excelente! Ya no necesito más. A la trampa con él. Tercer Noble, ¿quién eres? Tienes una mala cabeza.

EL NOBLE - Duque de Curlandia, de las ciudades de Riga, de Revel y Mitau.

PADRE UBU - ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¿No tienes nada más?

EL NOBLE - Nada.

PADRE UBU - Entonces a la trampa. Cuarto Noble, ¿quién eres?

EL NOBLE - Príncipe de Podolia.

PADRE UBU - ¿Cuáles son tus ingresos?

EL NOBLE - Estoy arruinado.

PADRE UBU - A causa de esa mala palabra, pasa a la trampa. Quinto Noble, ¿quién eres?

EL NOBLE - Margrave de Thorn, palatino de Polock.

PADRE UBU - No es mucho. ¿No tienes nada más?

EL NOBLE - Me bastaba con eso.

PADRE UBU - ¡Bueno! Más vale poco que nada. A la trampa. ¿Qué cuchicheas, Madre Ubu?

MADRE UBU - Eres demasiado feroz, Padre Ubu.

PADRE UBU - ¡Eh! Me enriquezco. Voy a hacerme leer MI lista de MIS bienes. Escribano, leedme MI lista de MIS bienes.

EL ESCRIBANO - Principado de Podolia, gran ducado de Posen, ducado de Curlandia, condado de Sandomir, condado de Vitepsk, palatinado de Polock, margraviato de Thorn.

PADRE UBU - ¿Y qué más?

EL ESCRIBANO - Eso es todo.

PADRE UBU - ¡Cómo! ¡Eso es todo! Entonces perfecto, adelante con los Nobles, y como no acabe de enriquecerme voy a hacer ejecutar a todos: los Nobles, y así tendré todos los bienes vacantes. Venga, meted a los Nobles en la trampa. (Apilan a los Nobles en la trampa.) Daos prisa, rápido, ahora quiero hacer leyes.

VARIOS - Vamos a verlo.

PADRE UBU - Primero voy a reformar la justicia, después de lo cual procederemos a las finanzas.

VARIOS MAGISTRADOS - Nos oponemos a todo cambio.

UBU - Mierdra. Para empezar, no se pagará más a los magistrados.

MAGISTRADOS - ¿Y de qué vamos a vivir? Somos pobres.

PADRE UBU - Tendréis las multas que pronunciéis, y los bienes de los condenados a muerte.

UN MAGISTRADO - Horror.

SEGUNDO- Infamia.

TERCERO - Escándalo.

CUARTO - Indignidad.

TODOS - Rehusamos juzgar en condiciones semejantes.

PADRE UBU - ¡A la trampa los magistrados!

Se debaten en vano.

MADRE UBU - ¡Eh! ¿Qué haces, Padre Ubu? ¿Quién hará justicia ahora?

PADRE UBU - ¡Toma! Yo. Verás qué bien va a marchar todo.

MADRE UBU - Sí, será un buen tinglado.

PADRE UBU - ¡Basta! Cállate, mamarrachota. Ahora, señores, vamos a proceder a las finanzas.

FINANCIEROS - No hay nada que cambiar.

PADRE UBU - Cómo, quiero cambiarlo todo, yo. Primero, quiero para mí la mitad de los impuestos.

FINANCIEROS - No se está de nada.

PADRE UBU - Señores, estableceremos un impuesto de un diez por ciento sobre la propiedad, otro sobre el comercio y la industria, y un tercero sobre los casamientos, y un cuarto sobre los fallecimientos, de quince francos cada uno.

PRIMER FINANCIERO - Pero esto es idiota, Padre Ubu.

SEGUNDO FINANCIERO - Es absurdo.

TERCER FINANCIERO - No tiene pies ni cabeza.

PADRE UBU - ¡Os burláis de mí! ¡A la trampa los financieros!

Arrojan a la trampa a los financieros.

MADRE UBU - Pero bueno, Padre Ubu, ¿qué clase de rey eres? Acabas con todo el mundo.

PADRE UBU - ¡Eh! ¡Mierdra!

MADRE UBU - No más justicia, no más finanzas.

PADRE UBU - No temas nada, mi dulce niña. Yo mismo iré de pueblo en pueblo a cobrar los impuestos.


Escena III

Una casa de campo en los alrededores de Varsovia.
Varios campesinos se hallan reunidos.


UN CAMPESINO (entrando.) - Sabed la gran noticia. El rey ha muerto, los duques también, y el joven Bougrelas ha huido con su madre a las montañas. Además el Padre Ubu se ha apoderado del trono.

OTRO - Yo sé mucho más. Vengo de Cracovia en donde he visto llevar los cuerpos de más de trescientos nobles y de quinientos magistrados a los que han matado, y parece ser que van a doblar los impuestos y que el Padre Ubu vendrá a recaudarlos en persona.

TODOS - ¡Gran Dios! ¿Qué va a ser de nosotros? El Padre Ubu es un horrible puerco y su familia dicen que es abominable.

UN CAMPESINO - Pero oíd. ¿No se diría que llaman a la puerta?

UNA VOZ - ¡Cuernos de boque! ¡Abrid, por mi mierdra, por San Juan, San Pedro y San Nicolás! Abrid, sable de finanzas, cuerno de finanzas, vengo a buscar los impuestos.

Desfondan la puerta. Ubu entra seguido de una legión de usureros.


Escena IV


PADRE UBU - ¿Quién de vosotros es el más viejo? (un campesino se acerca.) ¿Cómo te llamas?

EL CAMPESINO - Estanislao Leczinski.

PADRE UBU - Pues bien, cuernos de boque, escúchame bien, si no estos señores te cortarán las ovejas. ¿Pero vas a escucharme al fin?

ESTANISLAO - Pero si Vuestra Excelencia aún no ha dicho nada.

PADRE UBU - Vamos, hace una hora que estoy hablando. ¿Crees que vengo aquí para predicar en el desierto?

ESTANISLAO - Lejos de mí esa idea.

PADRE UBU - Vengo pues a decirte, a ordenarte y a significarte que debes producir y exhibir con prontitud tu finanza, si no serás degollado. Vamos monseñores, los puercos de finanza, acarreadme aquí el carrichuelo de finanzas.

Traen el carrichuelo.

ESTANISLAO - Sire, en el registro estamos inscritos nada más que por cincuenta y dos rixdales que ya hemos pagado, seis semanas hará para San Mateo.

PADRE UBU - Es muy posible, pero he cambiado el gobierno y he hecho imprimir en el periódico que se pagarán dos veces todos los impuestos, y tres veces los que podrán ser designados ulteriormente. Con este sistema en seguida habré hecho fortuna. Entonces mataré a todo el mundo y me iré.

CAMPESINOS - Señor Ubu, por favor, tened piedad de nosotros. Somos unos pobres ciudadanos.

PADRE UBU - Me importa un comino. Pagad.

CAMPESINOS - No podemos. Hemos pagado.

PADRE UBU - ¡Pagad! ¡O yo me os meto en mi talega con suplicio y decapitación del cuello y de la cabeza! Cuerno de boque, tal vez soy el rey.

TODOS - ¡Ah! ¿Con que con esas? ¡A las armas! ¡Viva Bougrelas, por la gracia de Dios rey de Polonia y Lituania!

PADRE UBU - Adelante señores de Finanzas. Cumplid vuestro deber.

Se entabla una lucha. La casa queda destruida y el viejo Estanislao huye solo a través de la llanura. Ubu se queda recogiendo la finanza.


Escena V

Una casamata en Thorn.

BORDURE (encadenado), PADRE UBU


PADRE UBU - ¡Ah! Ciudadano, mira lo que ha sucedido. Has querido que te pague lo que te debía; entonces te has sublevado porque no querido, y hete aquí enjaulado. Cuerno finanza, está muy bien hecho, yo la he jugado tan bien que debes encontrarte a tu gusto.

BORDURE - Ten cuidado, Padre Ubu. Desde hace cinco días, desde que sois rey, habéis cometido más asesinatos que los que haría falta para condenar a los santos del Paraíso. La sangre del rey y de los nobles grita venganza y sus gritos serán escuchados.

PADRE UBU - ¡Eh! Mi bello amigo, tenéis muy bien puesta la lengua. No dudo que si escaparais podrían resultar complicaciones, pero no a que las casamatas de Thorn hayan jamás soltado a ninguno de los fornidos muchachos que se les han confiado. Es por ello que, muy buenas noches, y os invito a dormir a dos orejas, pese a que las ratas dancen una bellísima zarabanda.

Sale. Los criados vienen a echar el cerrojo a todas las puertas.


Escena VI

El palacio de Moscú.

EL EMPERADOR ALEXIS Y SU CORTE, BORDURE.


EL ZAR ALEXIS - ¿Sois vos, infame aventurero, quien habéis cooperado en la muerte de nuestro primo Venceslas?

BORDURE - Sire, perdonadme, he sido arrastrado a mi pesar por el Padre Ubu.

ALEXIS - ¡Ah! ¡Horrible embustero! Pero en fin, ¿qué deseáis?

BORDURE - El Padre Ubu me ha hecho encarcelar bajo pretexto de conspiración. He conseguido escapar y he corrido cinco días y cinco noches, a caballo, por las estepas, para venir a implorar vuestra graciosa misericordia.

ALEXIS - ¿Qué me traes como prueba de tu sumisión?

BORDURE - Mi espada de aventurero y un plano detallado de la ciudad de Thorn.

ALEXIS - Acepto la espada, pero, por San Jorge, quemad ese plano. No quiero deber mi victoria a una traición.

BORDURE - Uno de los hijos de Venceslas, el joven Bougrelas, está vivo aún. Haré lo posible por restablecerle,

ALEXIS - ¿Qué grado tenías en el ejército polaco?

BORDURE - Mandaba el 5° regimiento de dragones deVilna y una compañía franca al servicio del padre Ubu.

ALEXIS - Está bien. Te nombro lugarteniente del 10° regimiento de cosacos, y pobre de tí si me traicionas. Si luchas bien serás recompensado.

BORDURE - No es valor lo que me falta, Sire.

ALEXIS - Está bien. Desaparece de mi presencia.

Sale.


Escena VII

La sala del concejo de Ubu.

PADRE UBU, MADRE UBU, CONSEJEROS DE FINANZAS.


PADRE UBU - Señores, se abre la sesión y procurad escuchar bien y manteneros tranquilos. Primero vamos a dedicarnos al capítulo de finanzas. Después hablaremos de un sistemita que he ideado con el fin de traer buen tiempo y de conjurar la lluvia.

UN CONSEJERO - Estupendo, señor Ubu.

MADRE UBU - Qué hombre más tonto.

PADRE UBU - Señora de mi mierdra, tened cuidado puesto que no voy a soportar vuestras tonterías. Os decía pues, señores, que las finanzas van pasablemente. Un considerable número de perros rastreros se extiende cada mañana por las calles, y los muy marranos hacen maravillas. Por doquier se ven tan sólo casas quemadas y gentes aplastadas bajo el peso de nuestras finanzas.

EL CONSEJERO - ¿Y los nuevos impuestos, señor Ubu, van bien?

MADRE UBU - En lo más mínimo. El impuesto sobre los casamientos ha producido tan sólo reales y eso que el Padre Ubu persigue a las gentes por todas partes para forzarlas a casarse.

PADRE UBU - Sable de finanzas, cuerno de mi rechulez, señora financiera, tengo orejas para hablar, y vos una boca para oírme. (Carcajadas) ¡No es eso! ¡Me hacéis equivocar y sois la causa de que haga el burro ¡Pero, cuerno de Ubu! (Entra un mensajero.) Venga, a ver, ¿qué le pasa a éste? Lárgate, mamanracho, o te enchirono, con decapitación y torsión de las piernas.

MADRE UBU - ¡Ah! Ya se ha marchado, pero hay una carta.

PADRE UBU - Léela. Me parece que pierdo el espíritu o que no sé leer. Date prisa, tía borde. Debe ser Bordure.

MADRE UBU - Exactamente. Dice que el zar le ha recibido muy bien, que va a invadir tus estados para restaurar a Bougrelas, y que a ti van a matarte.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh! ¡Tengo miedo! ¡Ah! Creo que voy a morir. Qué desgraciado soy. ¿Qué será de mí, Gran Dios? Ese malvado va a matarme. San Antonio y todos los santos, protegedme. Os daré finanzas y quemaré cirios en vuestro honor. ¿Señor, qué va a ser de mí?

Llora y solloza.

MADRE UBU - Sólo queda un partido a tomar, Padre Ubu.

PADRE UBU - ¿Cuál, amor mío?

MADRE UBU - ¡La guerra!

TODOS - ¡Vive Dios! ¡Eso es lo más noble!

PADRE UBU - Sí, y volveré a recibir golpes.

PRIMER CONSEJERO - Corramos, corramos a organizar el ejército.

SEGUNDO - Y a reunir los víveres.

TERCERO - Y a preparar la artillería y las fortalezas.

CUARTO - Y a tomar dinero para las tropas.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡No! ¡Ni hablar! Te voy a matar, a ti. No quiero dar dinero. ¡Mira qué ocurrencias! Me pagaban por hacer la guerra, y ahora hay que hacerla a mis expensas. No, de por mi velón verde, hagamos la guerra ya que estáis enfurecidos, pero no soltemos ni un real.

TODOS - ¡Viva la guerra!


Escena VIII

El campo cerca de Varsovia.

SOLDADOS Y PALOTINOS - ¡Viva Polonia! ¡Viva el Padre Ubu!


PADRE UBU - ¡Ah! Madre Ubu, dame mi coraza y mi pedacito de madera. Pronto voy a estar tan cargado que no lograría andar ni aunque me persiguieran.

MADRE UBU - Buff, el muy cobarde.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Mira el sable de mierdra que escapa y el gancho de finanzas que ya no aguanta!!! Nunca acabaré, y los rusos avanzan y van a matarme.

UN SOLDADO - Señor Ubu, he aquí la tijera de orejas que se cae.

PADRE UBU - M' matado todo por medio del gancho de mierdra y del cuchillo de rostro.

MADRE UBU - Qué guapo está con su casco y su coraza. Se diría una calabaza armada.

PADRE UBU - ¡Ah! Ahora voy a montar a caballo. Tráiganme, señores, el caballo de finanzas.

MADRE UBU - Padre Ubu, tu caballo no podrá llevarte. No ha comido nada desde hace cinco días y está medio muerto.

PADRE UBU - ¡Esta sí que es buena! Me hacen pagar 12 reales al día por el rocín éste, y no puede llevarme. Os burláis de mí, cuerno de Ubu, ¿o me robáis? (la Madre Ubu enrojece y baja los ojos.) Entonces que me traigan otro animal, pero no iré a pie, ¡cuernomirechulez!

Traen un enorme caballo.

PADRE UBU - Voy a montar encima. ¡Oh! Mejor sentado, ya que voy a caerme. (El caballo parte.) ¡Ah! ¡Detened a mi bestia! ¡Gran Dios, voy a caer y morirme!!!

MADRE UBU - Es realmente imbécil. ¡Ah! Ya está levantado otra vez. Pero ha caído al suelo.

PADRE UBU - ¡Cuerno físico, estoy medio muerto! Pero es igual, parto a la guerra y mataré a todo el mundo. Ay del que no obedezca. M' lo meto en la talega con torsión de nariz, y dientes, y extracción de la lengua.

MADRE UBU - Buena suerte, señor Ubu.

PADRE UBU - Olvidaba decirte que te confío la regencia. Pero llevo encima el libro de finanzas. Peor para ti si me robas. Te dejo para ayudar al palotino Girón. Adiós, Madre Ubu.

MADRE UBU - Adiós, Padre Ubu. Mata bien al zar.

PADRE UBU - Sin duda. Torsión de la nariz y de los dientes, extracción de la lengua, y penetración del trocito de madera en las orejas.

El ejército se aleja al compás de las fanfarrias.

MADRE UBU - Ahora que ese pelele gordinflón se ha marchado, intentemos hacer nuestro negocio, matar a Bougrelas, y apoderarnos del tesoro.


FIN DEL TERCER ACTO

***

ACTO CUARTO

Escena I

La cripta de los antiguos reyes de Polonia en la catedral de Varsovia.


MADRE UBU - ¿Dónde está pues este tesoro? Ninguna losa suena a hueco. Sin embargo he contado trece piedras a partir de la tumba de Ladislao el grande, a lo largo de la pared, y no hay nada. Tienen que haberme engañado. Sin embargo mira- aquí la piedra suena a hueco. Al trabajo, Madre Ubu. Valor. Arranquemos esta piedra. Aguanta bien. Tomemos la punta de este gancho de finanzas que aún hará su papel. ¡Ya está! He aquí el oro, entre las osamentas de los reyes. ¡Al talego, venga, todo! ¡Eh! ¿Qué ruido es ése? ¿Habrá aún, en estas viejas bóvedas, gentes vivas? No. No es nada. Démonos prisa. Cojamos todo. Este dinero estará mejor a la luz del día que en medio de tumbas de antiguos príncipes. Volvamos a poner la piedra. ¿Qué es esto? Siempre ese ruido. La estancia en estos parajes me causa un extraño pavor. Tomaré el resto de este oro otra vez. Volveré mañana.

UNA VOZ (saliendo de la tumba de Juan Segismundo.) - ¡Jamás, Madre Ubu!

La Madre Ubu huye enloquecida por la puerta secreta, llevándose el oro robado.


Escena II

La plaza de Varsovia.

BOUGRELAS Y SUS PARTIDARIOS PUEBLO Y SOLDADOS.


BOUGRELAS - ¡Adelante, amigos míos! ¡Viva Venceslas y Polonia! El bribón del Padre Ubu se ha marchado. Queda sólo la bruja de la Madre Ubu con su Palotino. Me ofrezco para ir en cabeza y restablecer la raza de mis padres.

TODOS - ¡Viva Bougrelas!

BOUGRELAS - Y suprimiremos todos los impuestos establecidos por horrible Padre Ubu.

TODOS - ¡Hurra! ¡Adelante! Corramos a palacio y aniquilemos esa ralea.

BOUGRELAS - ¡Eh! ¡Mirad a la Madre Ubu que sale con sus guardias por la escalinata!

MADRE UBU - ¿Qué queréis señores? ¡Ah! Es Bougrelas.

La muchedumbre tira piedras.

PRIMER GUARDIA - Todos los cristales están rotos.

SEGUNDO GUARDIA - Por San Jorge, han acabado conmigo.

TERCER GUARDIA - Diantre, muerto estoy.

BOUGRELAS - Tirad piedras, amigos míos.

EL PALOTINO GIRON - ¡Oh! ¡Esas tenemos!

Desenvaina y se lanza armando una espantosa carnicería.

BOUGRELAS - ¡Tú y yo, ahora! Defiéndete, cobarde tipejo.

Se baten.

GIRON - ¡Muerto estoy!

BOUGRELAS - ¡Victoria, amigos míos! ¡Sus a la Madre Ubu!

Se oyen trompetas.

BOUGRELAS - ¡Ah! Allí llegan los Nobles. ¡Corramos! ¡Agarremos a la malvada arpía!

TODOS - ¡En espera de estrangular al viejo bandido!

La Madre Ubu escapa perseguida por todos los polacos. Disparos, fusiles y lluvia de piedras.


Escena III

El ejército polaco en marcha por Ucrania.


PADRE UBU - ¡Diantre, piernadivina, cabeza de mula! Vamos a perecer puesto que morimos de sed y estamos cansados. Sire soldado, tened la amabilidad de llevar nuestro casco de finanzas, y vos, Sire Lancero, encargaos de la tijera de mierdra y del palo físico, para aliviar nuestra persona, ya que, lo repito, estamos cansados.

Los soldados obedecen.

PILE - ¡Ogg! ¡Me segnior! Es sorprendente que los rusos no aparezcan.

PADRE UBU - Es lamentable que el estado de nuestras finanzas no nos permita tener un coche que esté a nuestra altura. Ya que, por temor a demoler nuestra montura, hemos hecho todo el camino a pie, arrastrando nuestro caballo por la brida. Pero cuando estemos de vuelta en Polonia, inventaremos por medio de nuestros conocimientos en física, y ayudados por las luces de nuestros consejeros, un coche a viento para transportar a todo el ejército.

COTICE - ¡He aquí a Nicolás Rensky que llega precipitadamente!

PADRE UBU - ¿Y qué le pasa al chico ese?

RENSKY - Todo está perdido. Sire, los polacos se han sublevado. Han matado a Girón, y la Madre Ubu ha huido a las montañas.

PADRE UBU - ¡Pájaro de noche, alimaña de mal agüero, búho con antiparras! ¿De dónde has sacado esas majaderías? ¡Esa sí que es otra! ¿Y quién ha hecho eso? Apuesto a que Bougrelas. ¿De dónde vienes?

RENSKY - De Varsovia, noble Señor.

PADRE UBU - Hijo de mi mierdra, si te creyera haría volver grupas a todo el ejército. Pero señor hijo, llevas sobre los hombros más plumas que sesos, y has soñado tonterías. Ve a la avanzadilla, hijo mío. Los rusos no están lejos, y pronto tendremos que dar estocadas con nuestras armas, tanto de mierdra como de finanzas y de física.

EL GENERAL LASCY - Padre Ubu, ¿no veis a los rusos en la llanura?

PADRE UBU - ¡Es cierto! ¡Los rusos! Estoy apañado. Si por lo menos hubiera un medio de marcharse, pero nada, estamos en un alto y nos veremos presa de todos los golpes.

EL EJÉRCITO - ¡Los rusos! ¡El enemigo!

PADRE UBU - Vamos señores, tomemos medidas para la batalla. Nos vamos a quedar en la colina y no cometeremos la tontería de bajar. Me mantendré en el medio como una ciudadela viviente, y vosotros gravitaréis a mí alrededor. Debo recomendaros que pongáis en los fusiles tantas balas como quepan, ya que 8 balas pueden matar a 8 rusos y son otros tantos que no se me vendrán encima. Situaremos a los infantes al pie de colina para recibir a los rusos y matarlos un poco, la caballería detrás para lanzarse en la confusión, y la artillería alrededor del molino de viento aquí presente para disparar en el montón. En cuanto a nosotros, nos situaremos en el molino de viento y dispararemos con la pistola de finanzas por la ventana. A través de la puerta colocaremos el bastón de física, y si alguno intenta penetrar, que se guarde del gancho de mierdra.

OFICIALES - Vuestras órdenes, Sire Ubu, serán ejecutadas.

PADRE UBU - ¡Ah! Esto va bien. Seremos los vencedores. ¿Qué hora es?

EL GENERAL LASCY - Las once de la mañana.

PADRF UBU - Entonces vamos a comer, ya que los rusos no atacarán antes del mediodía. Decid a los soldados, Señor General, que cumplan sus tareas y que entonen la Canción de Finanzas.

Lascy se va.

SOLDADOS Y PALOTINOS - ¡Viva el Padre Ubu, nuestro gran Financiero! ¡Ting, ting, ting; ting, ting, ting, ting, ting, tating!

PADRE UBU - Oh, adoro a estos bravos muchachos. (Cae una bala y rompe el ala del molino.) ¡Ah! Tengo miedo. ¡Sire Dios, muerto soy! Sin embargo no, no tengo nada.


Escena IV

LOS MISMOS, UN CAPITAN.
ADEMAS EL EJERCITO RUSO.


UN CAPITAN (llegando.) - Sire Ubu, los rusos atacan.

PADRE UBU - Bueno, ¿y qué más quieres que haga? No he sido yo que se lo ha dicho. Sin embargo, Señores de Finanzas, preparémonos para el combate.

EL GENERAL LASCY - Una segunda bala.

PADRE UBU - ¡Ah! Ya no aguanto más. Aquí llueve plomo y hierro, podríamos dañar nuestra preciosa persona. Bajemos.

Todos bajan a paso de carrera. La batalla acaba de entablarse. Desaparecen en los torrentes de humo, al pie de la colina.

UN RUSO (golpeando) - ¡Por Dios y por el zar!

RENSKY - ¡Ah! !Muerto soy!

PADRE UBU - ¡Adelante! ¡Ay de ti, señor, como te agarre, porque me has hecho daño! ¿Oyes? ¡Boto de vino con ese chopo que no marcha!

EL RUSO - ¡Ah! Compruébalo.

Le dispara una bala de revólver

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Oh! Estoy herido, estoy agujereado, estoy perforado, estoy administrado, estoy enterrado. ¡Pero a pesar de todo! ¡Ah! ¡Ya lo tengo! (Lo desgarra.) ¡Toma! ¿Volverás a hacerlo ahora?

EL GENERAL LASCY - ¡Adelante! Empujemos con fuerza. Atravesemos el foso. La victoria es nuestra.

PADRE UBU - ¿Tú crees? Hasta ahora siento en mi frente más chichones que laureles.

JINETES RUSOS - ¡Hurra! ¡Paso al Zar!

El Zar llega, acompañado por Bordure disfrazado.

UN POLACO - ¡Ah! ¡Señor! ¡Sálvese quien pueda! ¡Aquí está el Zar!

OTRO - ¡Oh! ¡Dios mío! Atraviesa el foso.

OTRO - ¡Pif. ¡Paf! Ya van cuatro destrozados por ese grandísimo borde de lugarteniente.

BORDURE - ¡Ah! ¡Aún seguís vosotros! ¡Toma, Juan Sobiesky! ¡Aquí tienes lo tuyo! (Acaba con él.) ¡Ahora a por los otros!

Organiza una carnicería de polacos.

PADRE UBU - ¡Adelante, amigos míos! ¡Agarrad a ese bellaco! Hagamos compota de moscovitas. La victoria es nuestra. ¡Viva el águila roja!

TODOS - ¡Adelante! ¡Hurra! ¡Pierna divina! Agarrad al gran borde.

BORDURE - Por San Jorge, he caído.

PADRE UBU (reconociéndole) - ¡Ah! ¡Eres tú, Bordure! ¡Ah! Amigo mío. Estamos muy contentos, al igual que toda la compañía, de volver a encontrarte. Voy a cocerte a fuego lento. Señores de armas, encended el fuego. ¡Oh! ¡Ah! ¡Oh! Muerto soy. Por lo menos he recibido un cañonazo. ¡Ah! Dios mío, perdóname mis pecados. Sí, se trata de un cañonazo.

BORDURE - Es un pistoletazo de arma cargada con pólvora.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Te burlas de mí, todavía! ¡Al pozo!

Se arrastra hasta él y lo destroza.

EL GENERAL LASCY - Padre Ubu, avanzamos por todos lados.

PADRE UBU - Ya lo veo. No puedo más. Estoy acribillado de patadas. Quisiera sentarme en el suelo. ¡Oh! Mi botella.

EL GENERAL LASCY - Id a coger la del Zar, Padre Ubu.

PADRE UBU - ¡Eh! Esa intención tengo. ¡Vamos! Sable de mierdra haz tu oficio, y tú, gancho de finanzas, no te quedes atrás. ¡Que el bastón de física trabaje con generosa emulación y comparta con el pedacito de madera el honor de degollar, horadar y explotar al Emperador! ¡Adelante, Señor caballo de finanzas!

Se lanza contra el Zar.

UN OFICIAL RUSO - ¡En guardia, Majestad!

PADRE UBU - ¡Toma tú! ¡Ay! Pero vamos. ¡Ah! Señor, perdón. Déjame en paz. ¡Oh! ¡Pero si no lo he hecho a propósito!

Huye. El Zar le persigue.

PADRE UBU - Virgen Santa, la furia ésta me persigue. ¿Qué he hecho? ¡Dios mío! ¡Ah! Bueno. Queda aún un foso, y hay que volver a pasar. ¡Ah! Lo siento detrás mío, y al foso delante. ¡Valor, cerremos los ojos!

Salta el foso. El Zar cae.

EL ZAR - ¡Bueno, ya estoy dentro!

POLACOS - ¡Hurra! ¡El Zar ha caído!

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Apenas oso volverme! Está dentro. Perfecto, y le pegan. ¡Vamos, polacos! ¡Id por turnos! Tiene una buena espalda el miserable. ¡Yo no me atrevo a mirar! Y sin embargo nuestra predicción se realizado totalmente. El bastón de física ha hecho maravillas, y nadie duda de que le hubiera matado completamente si un inexplicable terremoto no hubiera venido a combatirme y a anular en mí los efectos de nuevo valor. Pero súbitamente hemos tenido que volver la espalda y tanto debemos nuestra salvación a nuestra habilidad como jinete así como solidez de los corvejones de nuestro caballo de finanzas a cuya raza sólo iguala su solidez, y cuya ligereza le da celebridad, al igual que profundidad del foso que se ha encontrado muy a propósito bajo los del enemigo de nosotros el aquí presente Maestro de Finanzas. Todo es considerablemente bello, pero nadie me escucha. ¡Pero vamos! ¡Ya vuelve a empezar!

Los dragones rusos dan una carga y liberan al Zar.

EL GENERAL LASCY - Esta vez, es la desbandada.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡He aquí la ocasión de darle a los pies! Entonces pues, señores polacos, ¡adelante! ¡O mejor dicho, atrás!

POLACOS - ¡Sálvese quien pueda!

PADRE UBU - ¡Vamos! En marcha. Qué cantidad de gente, qué huida, qué multitud. ¿Cómo librarme de este atolladero? (Lo empujan.) ¡Ah! Ten cuidado, tú, o vas a experimentar el encendido valor del Maestro de Finanzas. ¡Ah! Ha marchado. Huyamos y rápido, aprovechando que Lascy no nos ve.

Sale. Luego se ve pasar al Zar y al ejército ruso persiguiendo a los polacos.


Escena V

Una caverna en Lituania.
Nieva.

PADRE UBU, PILE, COTICE.


PADRE UBU - ¡Ah! ¡Cochino tiempo! Está helando como para hender las piedras. La persona del Maestro de Finanzas se halla considerable mente molesta.

PILE - ¡Oh! Segnior Ubu, ¿estáis ya repuesto de vuestro terror y de vuestra huida?

PADRE UBU - ¡Sí! Sire Cotice, vuestra oreja, ¿cómo va?

COTICE - Todo lo bien, Segnior, que puede ir yendo a la vez muy mal. Por consecución de lo ce, el plomo la inclina hacia tierra y no he podido extraer la bala.

PADRE UBU - ¡Mira, te está bien! Tú, también, querías siempre golpear a los otros. Yo he desplegado el mayor valor, y sin exponerme he aniquilado cuatro enemigos con mi propia mano, sin contar a todos los que ya estaban muertos y que hemos rematado.

COTICE - ¿Sabéis, Pile, lo que ha sido del pequeño Rensky?

PILE - Ha recibido una bala en la cabeza.

PADRE UBU - De modo que la amapola y el cardillo, en la flor de la edad, son segados por la despiadada hoz del despiadado segador que siega despiadadamente su pobre jeta. De este modo, el pequeño Rensky ha hecho amapola. Se ha batido bastante bien sin embargo, pero también había demasiados rusos.

PILE Y COTICE - ¡Oh! ¡Segnior!

EL ECO - ¡Hhrron!

PILE - ¿Qué es eso? Abramos bien los ojos.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡No! ¡Mil demonios! ¡Apuesto a que son todavía rusos! ¡Ya no aguanto más! Y además es bien sencillo. Si me agarran me zumban en el talego.


Escena VI

LOS MISMOS. Entra un oso.


COTICE - ¡Ohm! ¡Segnior de Finanzas!

PADRE UBU - ¡Mira! Fíjate en el chucho. A fe mía que es simpático.

PILE - ¡Tened cuidado! ¡Ah! ¡Qué enorme oso! ¡Mis cartuchos!

PADRE UBU - ¡Un oso! ¡Ah! ¡Bestia atroz! ¡Oh, pobre hombre! Heme cogido. Que Dios me proteja. Y viene hacia mí. No, es a Cotice al que agarra. Respiro tranquilo.

El oso se lanza sobre Cotice. Pile lo ataca a cuchilladas. Ubu se refugia encima de una roca.

COTICE - ¡A mí, Pile! ¡Socorro, Segnior Ubu!

PADRE UBU - ¡Ni hablar! ¡Espabílate, amigo mío! De momento recemos nuestro Padre Nuestro. Cada cual será comido cuando le toque.

PILE - Ya es mío. Lo tengo.

COTICE - Aguanta, amigo. Empieza a soltarme.

PADRE UBU - Sanctificetur nomen tuum.

COTICE - ¡Cobarde, fantoche!

PILE - ¡Ah! ¡Me muerde! Oh señor, salvadnos, muerto soy.

PADRE UBU - ¡Fiat voluntas tua!

COTICE - ¡Ah! He conseguido herirlo.

PILE - ¡Hurra! Se está desangrando.

Entre los gritos de los Palotinos, el oso brama de dolor y Ubu continúa musitando.

COTICE - Sujétalo bien, que voy a soltar mi puñetazo explosivo.

PADRE UBU - Panem nostrum quotidianum da nobis hodie.

PILE - ¿Lo tienes por fin? Ya no puedo más.

PADRE UBU - Sicut et nos dimittimus debitoribus nostris.

Retumba una explosión y el oso cae muerto.

PILE Y COTICE - ¡Victoria!

PADRE UBU - Sed libera nos a malo. Amen. Pero bueno, ¿seguro que está muerto del todo? ¿Puedo bajar de la roca?

PILE (con desprecio.) - Cuando lo deseéis.

PADRE UBU (bajando) - Podéis vanagloriaros, pero si estáis todavía vivos y pisoteáis aún la nieve de Lituania, lo debéis a la virtud magnética del maestro de Finanzas, que se ha afanado, deslomado y desgañitado en suministrar padrenuestros por vuestra salvación, y que ha manipulado con tanto valor la espada espiritual de la oración como vosotros habéis manipulado la temporal del aquí presente Cotice puñetazo explosivo. Incluso hemos llevado más lejos nuestro sacrificio ya que no hemos dudado en subir a una peña considerablemente alta para que nuestras oraciones no tuvieran tanto trecho hasta llegar al Cielo.

PILE - ¡Enervante borrico!

PADRE UBU - He aquí a un animal de bellota. Gracias a mí tenéis con qué cenar. ¡Qué panzada, señores! Los griegos se hubieran sentado en él más a gusto que en el caballo de madera, y poco ha faltado, queridos amigos, para que no hayamos podido verificar con nuestros propios ojos su capacidad interior.

PILE - Me muero de hambre. ¿Qué comer?

COTICE - ¡El oso!

PADRE UBU - ¡Eh! Desgraciados, ¿vais a comerlo crudo? No tenemos nada para encender fuego.

PILE - ¿No tenemos acaso las piedras del fusil?

PADRE UBU - Toma, es verdad. Y además, me parece que veo no lejos de aquí hay un bosquecillo en el que debe haber ramas secas. Ve a cargar algunas, Sire Cotice.

Cotice se aleja a través de la nieve.

PILE - Y ahora, Sire Ubu, id a despedazar el oso.

PADRE UBU - ¡Oh no! Puede que no esté muerto. Puesto que tú estás a medio comer y mordido por todas partes, eres el más indicado. Voy a encender el fuego en espera de que Cotice traiga leña.

Pile comienza a despedazar el oso.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Cuidado! Se ha movido.

PILE - Pero, Sire Ubu, si está absolutamente frío.

PADRE UBU - Es una lástima. Hubiera valido más comerlo caliente. Esto va a causar una indigestión al Maestro de Finanzas.

PILE (aparte.) - Es indignante. (Alto.) ¡Ayudadnos un poco, Señor Ubu! no puedo hacer todo el trabajo.

PADRE UBU - ¡No, no quiero hacer nada, yo! ¡Estoy cansado, por cierto!

COTICE (volviendo a entrar.) - Qué nevada, amigos míos. Se diría que estamos en Castilla o en el Polo Norte. La noche está empezando acá. Dentro de una hora estará todo obscuro. Apresurémonos para tener luz aún.

PADRE UBU - Sí, ¿oyes, Pile? ¡Apresuraos los dos! ¡Ensartad al animad, asadlo, yo tengo hambre!

PILE - ¡Ah! ¡Ya es demasiado! Habrá que trabajar o si no no te tocará nada, ¿oyes glotón?

PADRE UBU - ¡Ah! Me da lo mismo. Me gusta también la comida cruda. Sois vosotros los que no tenéis más remedio que hacerlo. Además tengo sueño, yo.

COTICE - ¿Qué te parece, Pile? Hagamos la comida solos. No le damos nada. Eso es todo. O quizás podrían dársele los huesos.

PILE - Está bien. Mira, ya ha prendido el fuego.

PADRE UBU - ¡Oh! Esto está bien. Ahora hace calor. Pero veo rusos por todas partes. ¡Qué huida, Gran Dios! ¡Ah!

Cae dormido.

COTICE - Me gustaría saber si lo que decía Rensky es verdad, si la Madre Ubu ha sido realmente destronada. No sería nada raro.

PILE - Terminemos de hacer la cena.

COTICE - No. Tenemos que hablar de cosas más importantes. Creo que no estaría mal inquirir sobre la veracidad de estas noticias.

PILE - Es cierto. ¿Hay que abandonar al Padre Ubu o seguir con él?

COTICE - La noche es buena consejera. Durmamos. Mañana veremos lo que hay que hacer.

PILE - No. Más vale aprovechar la noche para irnos.

COTICE - Vámonos entonces.

Se marchan.

Escena VII

UBU (habla en sueños) - ¡Ah! Sire Dragón ruso, tened cuidado, no disparéis por aquí, hay gente. ¡Ah! Ahí está Bordure. Qué malo es. Parece un oso. ¡Y Bougrelas que se me echa encima! ¡El oso, el oso! ¡Ah! ¡Helo abajo! ¡Qué duro es, Gran Dios! ¡No quiero hacer nada! ¡Vete, Bougrelas! ¿Me oyes, estúpido? ¡Ahora Rensky y el Zar! ¡Oh! Van a golpearme. ¡Y la Ubusa! ¿Dónde has cogido todo ese oro? Me has cogido mi oro, miserable. Has estado revolviendo en mi tumba que está en la catedral de Varsovia, cerca de la Luna. Estoy muerto desde hace tiempo. Bougrelas fue el que me mató, y estoy enterrado en Varsovia, cerca de Ladislao el Grande, y también en Cracovia cerca de Juan Segismundo, y también en Thorn, en la casamata, con Bordure. Todavía está aquí. Pero vete, maldito oso ¿Me oyes, bestia de Satán? No. No oye. Los Marranos le han cortado las orejas. Arrancad cerebros, matad, cortad las orejas, arrancad la finanza y bebed hasta la muerte. Es la vida de los Marranos. Es la felicidad del Maestro de Finanzas.

Se calla. Duerme.


FIN DEL ACTO CUARTO

***

ACTO QUINTO

Escena I

Es de noche. EL PADRE UBU duerme. LA MADRE UBU entra sin verle. La oscuridad es completa.


MADRE UBU - Por fin estoy al abrigo. Estoy sola aquí. No es ningún inconveniente. Pero qué carrera desenfrenada: atravesar toda Polonia en cuatro días. Todas las desgracias me han caído de golpe. Inmediatamente después de la marcha de ese gran borrico voy a la cripta a enriquecerme. Poco después estoy a punto de que me liquide el Bougrelas ese, y esos cosacos. Pierdo a mi caballero, el Palotino Girón que estaba tan enamorado de mis encantos que se extasiaba de placer al verme, e incluso, me ha asegurado, al no verme, lo que es el colmo de la ternura. Se habría dejado partir en dos por mí, el pobre muchacho. La prueba es que Bougrelas lo ha partido en cuatro. ¡Pif, paf, pan! ¡Ah! Me siento morir. Después, emprendo la huida perseguida por la turba enfurecida. Abandono el palacio; llego al Vístula. Todos los puentes están vigilados. Atravieso el río a nado, confiando dejar de este modo a mis perseguidores. Por todas partes la nobleza se junta y me persigue. Mil veces estoy a punto de perecer ahogada en un círculo de polacos obsesionados en perderme. Finalmente logré sustraerme a su furia, y después de cuatro días de carrera por la nieve de lo que fue mi reino, llego a refugiarme aquí. No he bebido ni comido en estos cuatro días. Bourdelas me pisaba los talones... Pero en fin, ya estoy salvada. ¡Ah! Estoy muerta de fatiga y de frío. Pero desearía saber qué ha sido de mi gordo polichinela, quiero decir, mi muy respetable esposo. Y mira que le he robado finanza. Y le he cogido rixdales. ¡Cómo le he puesto de cuernos! Y su caballo de finanzas que se moría de hambre. No veía a menudo avena el pobre diablo. ¡Ah! Cuán bella historia. Pero, ay, he perdido mi tesoro. Está en Varsovia. Que vaya a buscarlo quien quiera.

PADRE UBU (empezando a despertarse) - ¡Agarrad a la Madre Ubu, cortad las orejas!

MADRE UBU - ¡Ah! ¡Dios! ¿Dónde estoy? Pierdo la cabeza. ¡Ah! No. ¡Señor! Gracias al Cielo entreveo aquí al Señor Padre Ubu que duerme junto a mí. Hagámonos la simpática. Y bien, mi gordo hombretón, ¿has dormido bien?

PADRE UBU - ¡Bastante mal! ¡Era durísimo el oso ese! Combate de voraces contra correáceos, pero los voraces han comido y devorado completamente a los correáceos, como podréis ver cuando sea de día. ¿Me oís, nobles Palotinos?

MADRE UBU - ¿Qué murmura? Es más imbécil aún que cuando se marchó. ¿Con quién charla?

PADRE UBU - Cotice, Pile, contestadme, ¡montón de mierdra! ¿Dónde estáis? ¡Ah! Tengo miedo- Pero, vamos, han hablado. ¿Quién ha hablado? No es el oso, supongo. ¡Mierdra! ¿Dónde están mis cerillas? ¡Ah! Las perdí en la batalla.

MADRE UBU (aparte.) - Aprovechemos la situación y la noche. Simulemos una aparición sobrenatural y hagámosle prometer que perdonará nuestras raterías.

PADRE UBU - ¡Pero, por San Antonio, hablan! ¡Piernadivina! ¡Voy a ser ahorcado!

MADRE UBU (endureciendo la voz.) - ¡Sí, señor Ubu, hablan, en efecto, y la trompeta del arcángel que debe sacar a los muertos de la ceniza y del polvo final no hablaría de otro modo! Escuchad esta voz severa. Es la de San Gabriel que tan sólo puede dar buenos consejos.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡En efecto!

MADRE UBU - ¡No me interrumpáis o me callo y ya no habrá remedio para vuestra recarroña!

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Mi rechulez! Me callo. No digo ni una palabra más. Continuad señora Aparición.

MADRE UBU - ¡Decíamos, señor Ubu, que erais un gordo hombretón!

PADRE UBU - MUY gordo, en efecto. Eso es cierto.

MADRE UBU - ¡Callad, voto a Dios!

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Los ángeles no juran!

MADRE UBU (aparte) - ¡Mierdra! (continuando.) ¿Estáis casado, señor?

PADREUBU- ¡Ciertamente, con la mayor de las arpías!

MADRE UBU - Queréis decir que es una mujer encantadora.

PADREUBU - Un horror. Tiene garras por todas partes. No se sabe por dónde agarrarla.

MADRE UBU - Hay que tomarla con dulzura, sire Ubu, y si así la cogéis así veréis que por lo menos es igual a la Venus de Capua.

PADRE UBU - ¿A quién le decís crápula?

MADRE UBU - No escucháis, señor Ubu, prestadme un oído más atento (Aparte). Pero apresurémonos, el día va a levantarse. Señor Ubu, vuestra mujer es adorable y deliciosa. No tiene un solo defecto.

PADRE UBU - Os equivocáis. No hay defecto que no posea.

MADRE UBU - ¡Silencio de una vez! ¡Vuestra mujer no os es infiel!

PADRE UBU - Me gustaría saber quién podría enamorarse de ella una arpía!

MADRE UBU - No bebe.

PADRE UBU - Desde que cogí la llave de la bodega. Antes, a las siete la mañana ya estaba colocada, y se perfumaba con aguardiente. Ahora que se perfuma con heliotropo no huele mucho peor. Me es igual. ¡Ahora el único que está colocado soy yo!

MADRE UBU - ¡Tonto personaje! Vuestra mujer no os coge el oro.

PADRE UBU - ¡No, es gracioso!

MADRE UBU - ¡No malgasta ni un céntimo!

PADRE UBU - De eso es testigo nuestro noble e infortunado caballo de Finanzas que, debido a no haber sido alimentado desde hacía tres meses tuvo que hacer la campaña entera tirado por las bridas a través de Lituania. ¡También murió en el empeño, el pobre animal!

MADRE UBU - Todo esto son mentiras. ¡Vuestra mujer es modélica, vos, qué monstruo hacéis de ella!

PADRE UBU - Todo esto son verdades. ¡Mi mujer es una tunante, y estáis hecho un cernícalo!

MADRE UBU - Andad con cuidado, Padre Ubu.

PAORE UBU - ¡Ah! Es cierto. Olvidaba con quién estaba hablando. ¡No he dicho eso!

MADRE UBU - Habéis matado a Venceslas.

PADRE UBU - No es culpa mía, evidentemente. La Madre Ubu fue quien lo quiso.

MADRE UBU - Hicisteis morir a Boleslas y Ladislas.

PADRE UBU - ¡Peor para ellos! ¡Querían golpearme!

MADRE UBU - No mantuvisteis vuestra promesa con Bordure, y tarde le habéis matado.

PADRE UBU - Prefiero ser yo quien reine en Lituania. De momento no lo hacemos ni él ni yo. Así que podéis ver que no soy yo.

MADRE UBU - Sólo hay un medio para haceros perdonar todas vuestras fechorías.

PADRE UBU - ¿Cuál? Estoy dispuesto a convertirme en un santo varón. Quiero ser obispo y ver mi nombre en el calendario.

MADRE UBU - Es necesario perdonar a la Madre Ubu por haber pispado un poco de dinero.

PADRE UBU - ¡De acuerdo pues! La perdonaré cuando me lo haya devuelto todo, la haya vapuleado a conciencia, y haya resucitado a mi caballo de finanzas.

MADRE UBU - ¡Está obsesionado con su caballo! ¡Ah! Estoy perdida. Despunta el día.

PADRE UBU - Pero, vamos, me alegro de saber ahora con seguridad que mi querida esposa me robaba. Ahora lo sé de buenas fuentes. Omnis a Deo scientia, lo que quiere decir: Omnis toda- a Deo ciencia; scientia viene de Dios. Esta es la explicación del fenómeno. Pero la señora Aparición no dice nada. Qué puedo ofrecerle para que se reconforte. Lo que me decía era muy divertido. ¡Mira! Ya amanece. ¡Ah, Señor! ¡De por mi caballo de finanzas! ¡Es la Madre Ubu!

MADRE UBU (descaradamente) - No es verdad. Voy a excomulgaros.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Carroña!

MADRE UBU - Qué impiedad.

PADRE UBU - ¡Ah! Es demasiado. ¡Me doy perfecta cuenta de que eres tú, tonta arpía! ¿Por qué demonios estás aquí?

MADRE UBU - Girón ha muerto y los polacos me han echado.

PADRE UBU - A mí son los rusos los que me han echado. Las almas puras vuelven a encontrarse.

MADRE UBU - ¡Di pues, que un alma pura ha encontrado a un borrico!

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Bien! Ahora va a encontrar un palmípedo.

Le lanza el oso.

MADRE UBU (cayendo vencida por el peso del oso.) - ¡Ah! ¡Gran Dios! ¡Qué horror! iAh! ¡Muero! ¡Me ahogo! ¡Me muerde! ¡Se me zampa! ¡Me digiere!

PADRE UBU - ¡Está muerto, grotesca! ¡Oh! Pero, de hecho, puede que no. ¡Señor! No, no está muerto. Huyamos. (Volviendo a subir a su piedra) Pater noster qui es...

MADRE UBU (liberándose) - ¡Toma! ¿Dónde está?

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Señor! ¡Otra vez ella! Estúpida criatura. ¿No habrá pues manera de librarse de ella? ¿Está muerto, el oso ése?

MADRE UBU - Pues sí, borrico tonto. Está ya bien frío. ¿Cómo llegó hasta aquí?

PADRE UBU (azarado.) - No lo sé. ¡Ah! Sí que lo sé. Quiso comerse a Pile y a Cotice y yo lo maté de un padrenuestrazo.

MADRE UBU - Pile, Cotice, Padre Nuestro. ¿Qué es esto? ¡Por mi finanza, está loco!

PADRE UBU - ¡Es absolutamente exacto lo que digo! ¡Y tú eres una idiota, por mi rechulez!

MADRE UBU - Cuéntame tu campaña, Padre Ubu.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Eso no! Es demasiado largo. Lo único que sé es que a pesar de mi valentía, todo el mundo me ha zumbado.

MADRE UBU - ¡Cómo! ¿Incluso los polacos?

PADRE UBU - Gritaban: ¡Viva Venceslas y Bougrelas! Pensé que querían descuartizarme. ¡Oh! ¡Los muy bestias! ¡Y después han matado a Rensky!

MADRE UBU -¡Me importa un bledo! ¿Sabes que Bougrelas ha matado al Palotino Girón?

PADRE UBU - ¡Me importa un bledo! ¡Y después han matado al pobre Lascy!

MADRE UBU - ¡Me importa un bledo!

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Pero por lo menos llega hasta aquí, carroñal! Arrodíllate delante de tu amo. (La agarra y la echa de rodillas.) Vas a sufrir el último suplicio.

MADRE UBU - ¡Oh, oh, señor Ubu!

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh! ¿Y qué más? ¿Has acabado? Yo empiezo torsión de la nariz, arranque de los pelos, penetración de un pedacito de madera en las orejas, extracción del cerebro por los talones, laceración del trasero, supresión parcial o puede que total de la médula espinal (a menos esto pudiera apartarle las espinas del carácter) sin olvidar la tortura de la vejiga natatoria, y finalmente la gran decapitación renovada de San Juan bautista, todo extraído de las muy santas Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, puesto en orden.

La desgarra.

MADRE UBU - ¡Piedad, señor Ubu!

Un ruido enorme a la entrada de la caverna.


Escena II

LOS MISMOS, BOUGRELAS abalanzándose en la caverna con sus soldados.


BOUGRELAS - ¡Adelante, amigos míos! ¡Viva Polonia!

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Oh! Espera un poco, señor polonio. ¡Espera a que haya terminado con mi media naranja de señora!

BOUGRELAS (golpeándole) - ¡Toma! ¡Cobarde, pordiosero, bribón, impío, musulmán!

PADRE UBU (replicando.) - ¡Toma! ¡Polonio, borrachardo, bastardo, husardo, tartaro, nefando, cucaracha, moscardón, saboyano, comunardo!

MADRE UBU (golpeándole también.) - ¡Toma! ¡Capón, puercón, felón, histrión, bribón, porcachón, almohadón!

Los soldados se abalanzan sobre los Ubu, que se defienden lo mejor que pueden.

PADRE UBU - ¡Dios! ¡Qué hundimientos!

MADRE UBU - Tenemos pies, señores polacos.

BOUGRELAS - ¡Golpead! ¡No dejéis de golpear!

VOCES AFUERA - ¡Viva el Padre Ubu, nuestro gran financiero!

PALOTINOS - Ya están aquí ¡Hurra! Aquí están los Padres Ubus.

Entran los Palotinos que se zambullen en el tumulto

COTICE - ¡Echad fuera a los polacos! Volvemos a vernos, Segnior de Finanzas. Adelante, empujadamente. Ganad la puerta. Una vez fuera no habrá que hacer más.

PADRE UBU - ¡Oh! Ese es mi punto fuerte. Oh, cómo golpea.

BOUGRELAS - ¡Dios! Me han herido.

ESTANISLAO LECZINSKY - No es nada, Sire.

BOUGRELAS - No. Simplemente estoy aturdido.

JUAN SOBIESKI - Golpead. Seguid golpeando. Esos pordioseros ganan la puerta.

COTICE - Nos acercamos. Seguid a los demás. Por consiguiente de lo cual, veo el cielo.

PILE - ¡Valor, sire Ubu!

PADRE UBU - ¡Ah! Me cago en los pantalones. ¡Adelante cuernomirechulez! ¡Matagg, sangrad, desollad, aniquilad! ¡Cuerno de Ubu! ¡Ah! ¡Esto va disminuyendo!

COTICE - Sólo quedan dos que guardan la puerta.

PADRE UBU (despachándoles a golpetazos con el oso.) - ¡Y uno, y dos! ¡Uff! ¡Ya estoy fuera! ¡Escapemos! ¡Seguidme, los demás, y rápido!


Escena III

La escena representa la provincia de Livonia cubierta de nieve.

LOS UBU y su séquito, en fuga.


PADRE UBU - ¡Ah! Creo que han renunciado a cogernos.

MADRE UBU - Sí, Bougrelas ha ido a que le coronen.

PADRE UBU - No le envidio su corona.

MADRE UBU - Tienes toda la razón, Padre Ubu.

Desaparecen en la lejanía.


Escena IV

El puente de un navío que corre a toda prisa por el Báltico.

En el puente EL PADRE UBU y toda su banda.


COMANDANTE - ¡Ah! !Qué hermosa brisa!

PADRE UBU - Es un hecho que nos largamos a una velocidad que parece prodigiosa. Debemos hacer por lo menos un millón de nudos por hora, y los nudos tienen de bueno que, una vez hechos, ya no se deshacen. Aunque hay que contar que tenemos viento en popa.

PILE - Qué triste imbécil.

Llega una ráfaga. El barco se inclina y blanquea al mar.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Ah! ¡Dios! ¡Ya hemos zozobrado! Pero todo marcha al revés. Se va a caer, tu barco.

EL COMANDANTE - ¡Orzad! ¡Recoged el mesana!

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Pero, demonios! ¡No os pongáis todos en el mismo lado! Eso es imprudente. Imaginad que el viento cambia de lado: todos iríamos a parar al fondo del agua y los peces nos comerían.

EL COMANDANTE - ¡No arribéis! ¡Aferrad fuerte!

PADRE UBU - ¡Sí! ¡Sí! Arribad. ¡Yo tengo prisa! Será culpa tuya animal de capitán, si no arribamos. Deberíamos haber llegado. ¡Entonces voy a mandar yo! ¡Listos para virar! Mojad. Virad de cara al viento. Virad en contra. Izad las velas. Replegad velas. Barra encima. Barra abajo. Barra al lado. ¿Veis? Todo va muy bien. Tomad la ola de lado y entonces será perfecto. Todos se doblan. La brisa se enfría.

EL COMANDANTE - Arriad el foque. ¡Rizad las gavias!

PADRE UBU - ¡Esto no está mal! ¡Casi está bien! ¿Oís, señor Tripulación? Traed el gallo gordo e id a dar una vuelta por los ciruelos.

Varios agonizan de risa. Embarca una ola.

PADRE UBU - ¡Oh! ¡Qué diluvio! Esto es una consecuencia de las maniobras que hemos ordenado.

MADRE UBU Y PILE - ¡Deliciosa cosa, la navegación!

La segunda ola embarca.

PILE (inundado) - Desconfiad de Satán y de sus pompas.

PADRE UBU - Sire muchacho, traedme de beber.

Todos se dedican a beber.

UBU - ¡Ah! ¡Qué delicia volver a ver dentro de poco a la dulce ola, a nuestros viejos amigos, y a nuestro castillo de Mondragón!

PADRE UBU - ¡Eh! Estaremos enseguida. En este momento llegamos a destino.

PILE - Me siento rejuvenecer con la idea de volver a ver mi querida España.

COTICE - Sí, y admiraremos a nuestros compatriotas con el relato de nuestras maravillosas aventuras.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Eso por descontado! Y yo me haré nombrar Maestro de Finanzas en París.

MADRE UBU - ¡Eso es! ¡Oh! ¡Vaya sacudida!

COTICE - No es nada. Acabamos de doblar la punta de Elsinor.

PILE - Y ahora nuestro noble navío se lanza a toda velocidad a través de las obscuras olas del mar del Norte.

PADRE UBU - Mar orgulloso e inhospitalario que baña el país llamado Germania, llamado así porque los habitantes de este país son todos primos hermanos.

MADRE UBU - A esto le llamo yo erudición. Se dice que este país es considerablemente bello.

PADRE UBU - ¡Ah! ¡Señores! Por bello que sea no vale lo que Polonia. ¡Si no hubiera Polonia no habría polacos!


FIN


Y ahora, como habéis escuchado bien y os habéis estado quietos, se os cantará

La canción del descerebraje

Fui durante largo tiempo obrero ebanista
en la call' del campo d' Marte, d' la parroq' de Todos los Santos.
Mi esposa ejercía la profesión de modista
y nunca nos había faltado nada.
Cuando el domingo se anunciaba sin nubes,
solíamos vestirnos con los más caros atavíos
e íbamos hacia el descerebraje,
call' d' L' Echaudé, a pasar un buen ratillo.

Mirad, mirad la maquin' girar,
mirad, mirad el cerebr' saltar,
mirad, mirad a los rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos en el culo, viva el Padre Ubu!

Nuestros dos mocosos queridos, embadurnados d' confituras,
felices sacudían sus muñecos de trapo,
subían con nosotros a lo alto del coche
y rodábamos alegremente hacia la Echaudé.
Nos habríamos paso a golpes y codazos,
ansiosos por llegar a la primera fila.
Yo m' ponía siempre encima de un montón de piedras
para no ensuciar mis borceguíes en 1' sangre.

Mirad, mirad la maquin' girar,
mirad, mirad el cerebr' saltar,
mirad, mirad a los rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos en el culo, viva el Padre Ubu!

Pronto mi esposa y yo estamos cubiertos de sesos,
los mocosos los manducan, y todos pataleamos
viendo al Palotino blandir su enorme lumela,
y las heridas y los números de plomo.
De pronto veo, cerca d' la máquina,
la jeta d' un bonz' que n' recuerdo sino a medias.
Muchacho, que me digo, r' conozco tu bobina,
me has robado, no seré yo el que te tenga lástima.

Mirad, mirad la maquin' girar,
mirad, mirad el cerebr' saltar,
mirad, mirad a los rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos en el culo, viva el Padre Ubu!

De repente noto que mi esposa me tira de la manga.
Piazo bestia, m' dece, este es 1' momento de lucirte,
métele en los morros un pedazote de boñiga
h' aquí l' Palotino que esta precis' de espaldas.
Oyendo este pensamiento maravilloso
me armo de coraje, me pongo de puntillas,
y le atizo al Rentista un' gigantesca mierdra
que se aplasta en la 1' nariz del Palotino.

Mirad, mirad la maquin' girar,
mirad, mirad el cerebr' saltar,
mirad, mirad a los rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos en el culo, viva el Padre Ubu!

Inmediatamente m' veo lanzado por encima de la barrera.
La masa enfurecida me atropella y me empuja,
y salto por el aire y caigo de cabeza
en el gran agujero negro del que no se regresa jamás.
Esto es lo que ocurre por ir a pasearse l' domingos
a la call' d' I'Echaudé a ver descerebrar,
o al Pincha-Puercos o bien el Démanch'-Comanche.
Se sale vivo y se vuelve muerto.

Mirad, mirad la maquin' girar,
mirad, mirad el cerebr' saltar,
mirad, mirad a los rentistas temblar.
(Coro.) ¡Hurra, cuernos en el culo, viva el Padre Ubu!