No tenernos
talento, es que
no tenemos
talento, lo que nos pasa
es que no
tenemos talento, a lo sumo
oímos voces,
eso es lo que oímos: un
centelleo, un
parpadeo, y ahí mismo voces. Teresa
oyó voces, el
loco
que vi ayer en
el Metro oyó voces.
¿Cuál Metro si
aquí no hay Metro? Nunca
hubo aquí
Metro, lo que hubo
fueron al
galope caballos
si es que eso,
si es que en este cuarto
de tres por
tres hubo alguna vez caballos
en el espejo.
Pero somos
precoces, eso sí que somos, muy
precoces, más
que Rimbaud a
nuestra edad; ¿más?,
¿todavía más
que ese hijo de madre que
lo perdió todo
en la apuesta? Viniera y
nos viera así
todos sucios, estallados
en nuestro
átomo mísero, viejos
de inmundicia
y gloria. Un
puntapié nos
diera en el hocico.
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