martes, 16 de abril de 2013

Lord Byron - Canción de los tejedores.



Como los compañeros de la Libertad allende el mar
compraron la independencia al precio de la sangre,
también nosotros, también,
moriremos luchando o viviremos libres,
¡y abajo todos los reyes menos el Rey Ludd*!

Cuando se acabe la tela que hoy tejemos
y cambiemos la lanzadera por la espada,
le pondremos la mortaja
al tirano derribado
para teñirla con su sangre derramada.

Aunque negro sea como su corazón el tinte
porque sus venas corrompidas van de cieno,
éste será el rocío
que hará reverdecer el árbol
de la Libertad, plantado por Ludd.


*Al celta Ned Ludd, legendario y probablemente imaginario, se le atribuye ascendencia troyana y la fundación de Londres. Los obreros textiles que se oponían a la maquinaria en Nottinghamshire, entre 1811 y 1813, adoptaron burlonamente a Ludd como único líder. Catorce luddistas fueron ejecutados y varios confinados bajo acusación de sabotaje, además de los que murieron en enfrentamientos con la milicia. George Gordon propuso en la Cámara de los Lores una ley en su defensa. Desde Venecia, tres años después, pregunta a Moore: "¿No te caen bien los luditas? ¡Válgame Dios, si hay alboroto, contad conmigo! ¿Cómo siguen los tejedores -esos que destruyen los telares -los luteranos de la política -los reformadores?"

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